domingo, 9 de noviembre de 2014

Consulta de psicoterapia individual y de pareja en Sevilla

Algunas personas se han dirigido a mí para saber dónde trabajo y si es posible tener consulta conmigo.
Actualmente trabajo en consulta privada en Sevilla. Realizo terapia individual y de pareja con todo tipo de demandas: depresiones, crisis de ansiedad, problemas de relación, dificultades de pareja,trastornos de personalidad, fobias, obsesiones... Así como dificultades para asumir la propia identidad sexual, para salir del armario. O asesoramiento en temas de adopción.
Mi orientación en psicoanalítica y trabajo desde una perspectiva abierta a técnicas de otras corrientes, así como con terapia breve.
En los últimos años la demanda de consulta ha cambiado de los casos típicamentes psiquiátricos y de la psicopatología clásica: fobias, obsesiones, ansiedad y depresiones, a un tipo de demanda menos definido, en el que la persona se encuentra mal sin saber bien porqué, o sus problemas no son tanto tener unos síntomas claros, como el tener dificultades para ser feliz y poder realizarse, disfrutar de buenas relaciones, no entrar en conflicto permanente con los demás y cosas así.
Y las personas esperan no tanto una terapia larga de muchas sesiones por semana, sino más bien un tratamiento corto, centrado en el problema concreto que creen tener, y que tenga resultados de alivio y mejoría lo más pronto posible.
Por otro lado están los casos de dificultad para aceptar la propia sexualidad, que a veces llevan a un sufrimiento tremendo, motivado sobre todo por la homofobia social interiorizada por el sujeto, así como las dificultades que se temen encontrar por la posibles salida del armario. Esta cuestión se complica aún más en las personas que están casadas heterosexualmente y deciden asumir su homosexualidad.
Lo cierto es que la motivación para pedir una consulta es más amplia. Pues no se necesita sentir que uno esta enfermo, sino más bien que no se puede salir de ciertos atolladeros personales, o que no se pueden afrontar determinadas peculiaridades propias.
Yo atiendo en sesiones de 50 minutos, y si es preciso puedo hacerlo por teléfono o por video conferencia a través de Internet. Pero lo ideal es que al menos las primeras entrevistas sean cara a cara, para poder precisar mejor el diagnóstico y conocernos mutuamente físicamente. Eso permite que luego las sesiones sin presencia sean más eficaces y más fáciles de llevar.


Aquí dejo mi teléfono y mi correo para poder contactar:
954216020
656409609
jidc@ono.com

lunes, 27 de octubre de 2014

Editada una guía contra el bullying homofóbico, dirigida al profesorado (Andalucía, España)

Fecha: 14/10/2014
El director del IAJ (Instituto Andaluz de la Juventud) ha presentado esta nueva herramienta educativa, elaborada por la Asociación Acción Diversa
Proporcionar una herramienta de trabajo al profesorado así como a las Asociaciones de Madres y Padres (AMPAS), para casos de diversidad sexual es el objetivo prioritario de la Guía contra el Bullying Homofóbico que ha editado la Asociación Acción Diversa Lgtbh Sevilla, en colaboración con el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ).
El director del IAJ, Raúl Perales, ha presentado esta herramienta educativa con la que se pretende contribuir a la construcción de sociedad más igualitaria.
Según ha expuesto Perales, la existencia del bulliyng homofóbico en las aulas exige a los profesionales el conocimiento de estrategias para su prevención, control y erradicación, a fin de mejorar la convivencia en las escuelas. En este sentido, la guía elaborada ofrece una propuesta de actuación a la hora de prevenir, detectar y saber cómo actuar ante el bullying homofóbico en las aulas.
En concreto, tras una introducción de motivos, esta herramienta ofrece diferentes estudios sobre homofobia en los centros educativos, así como un completo análisis de los conceptos de mayor importancia, en materia de bullying y educación afectivo-sexual. A continuación, la guía propone una serie de pautas de intervención que abarcan desde la prevención hasta la actuación en casos de conductas homofóbicas en el entorno educativo.
Sobre la pautas de intervención, en materia de formación y orientación, esta guía ofrece una serie de actividades para llevar a cabo una completa educación en valores, sensibilizando al alumnado sobre la diversidad y abordando qué es el bulliyng homofóbico. Se pretende concienciar al alumnado sobre este fenómeno y posicionarlo de forma clara contra todas las formas de maltrato.
Para la detección y actuación, la guía informa sobre determinados aspectos claves para la identificación de casos de acoso en las aulas por diversidad sexual. Así, se exponen una serie de rasgos y características que ayudarán a comprobar si un joven es víctima de bulliyng homofóbico.
Finalmente, esta herramienta ofrece una serie de consejos al profesorado a la hora de actuar con la víctima, su familia, los acosadores, y el resto de jóvenes de la clase.
En materia de formación en valores, el director del IAJ ha expuesto que este organismo viene desarrollando anualmente diferentes acciones. Este año en el marco del Programa Formativo del IAJ se han desarrollado un total de 73 cursos de Formación en Valores, Participación y Calidad de Vida, en los que han podido participar más de 1600 jóvenes, a nivel regional.

domingo, 19 de octubre de 2014

La falta de sueño: Un epidemia de nuestro tiempo

En general se desconoce la importancia del sueño y las funciones que cumple en el funcionamiento normal de la persona.
Mucha gente sigue creyendo que dormir es una pérdida de tiempo, y que lo mejor es luchar contra ello, aprovechar al máximo las horas del día.
Lo que no saben es que están perjudicándose, tanto mental, como físicamente.  Pues la falta de sueño provoca determinados problemas que veremos en unos momentos. Y esta falta de sueño se ha convertido en una epidemia de nuestro tiempo.
En los años 50 la gente dormía un promedio de 8 horas. En la actualidad este promedio ha bajado a 6 horas y media. Y entre muchos adolescentes sólo 5 horas.
Debido a causas como el uso de pantallas diversas: televisión, tabletas, teléfonos inteligentes, ordenadores, etc. y a la necesidad de estar hiperconectados  a través de redes sociales. O por la forma de salir los fines de semana, que obliga a que los jóvenes y no tan jóvenes, trasnochen en exceso. Siendo normal salir de madrugada y recogerse bastante después de haber amanecido.
Las personas y sobre todo los adolescentes, hemos dejado de escuchar a nuestro cuerpo y no sabemos reconocer nuestra necesidad de dormir. Nos estimulamos artificialmente con cafeína, con nicotina, para estar más despiertos y luego intentamos adormecernos con el alcohol  u otras drogas. Y el sistema social favorece esta actitud de desprecio del sueño, en la medida que también establece horarios de trabajo o de televisión que trastocan el ritmo circadiano (que nos impone nuestro cuerpo).
El hecho de disponer de electricidad y luz artificial, ha hecho que se pueda estar trabajando o viviendo el ocio 24 horas. Y la sociedad pide más y más. Y nuestro modelo es el de derrochar el sueño.
El sueño cumple funciones reparadoras, y durante él, el cerebro realiza sus funciones de desintoxicación y limpieza de sus detritus de su funcionamiento diurno. Por otro lado se fija y consolida la memoria . Con lo que la falta de sueño favorece la dificultad para aprender, disminuye la creatividad, la capacidad de innovación, y de fijar la atención y la memoria. Por otro lado produce irritabilidad,  impulsividad y favorece la inatención para el manejo de máquinas aumentando la siniestrabilidad y la toma de decisiones equivocadas. O los accidentes de tráfico.
En el terreno físico, como aumenta el cortisol en sangre, aumenta la situación de estrés y la disminución de la inmunidad. Las personas que duermen poco se infectan más, tienen menos defensas ante determinados tumores, y aumenta su predisposición a la obesidad, por la secreción de  hormonas como la grelina, que provoca hambre y el consumo de hidratos de carbono.
De ahí es fácil llegar a situaciones crónicas, que favorecen la diabetes tipo 2, la hipertensión, los trastornos cardiovasculares, etc.
Tenemos que hacer caso a nuestro reloj biológico y procurar dormir cuando nos lo pide el cuerpo. Aunque si seguimos el ritmo solar es mejor, pues es con la luz, con lo que se resetea dicho reloj. Por eso es importante disminuir la luminosidad que recibimos, justo antes de ir a la cama, así como disfrutar de luz para despertarnos.
Es verdad que los padres nos preocupamos bastante de que los niños pequeños duerman suficientemente, aunque la luz durante el verano, no ayuda a llevarlos a la cama a su hora. Pero en cuanto crecen un poco, se les permite irse a la cama tarde y seguir con sus pantallas o despiertos a horas que no permitirán un sueño suficiente (9 ó 10 horas al menos) y cuando son adolescentes la batalla está perdida. Cuando en esas edades deberían dormir entre 8 horas y media y 9 horas.
Y muchísimos duermen 5 ó 6 horas de forma frecuente. Así no se puede estudiar ni aprender. La falta de atención se cronifica. Y la dificultad de vivir la vida de forma intensa.
Con es epidemia, se viven más horas despierto, pero con peor calidad. Y el organismo y el cerebro va sufriendo unos daños, que se notarán mucho con el tiempo.
Propongámonos dormir más. Es algo que no cuesta tanto, y a cambio podemos ver una recompensa inmensa, en forma de una vida más plena, más feliz, y con más capacidad de éxito, de creación, de pensar mejor y solucionar mejor nuestros problemas cotidianos. Y por otro lado más sana físicamente.


domingo, 12 de octubre de 2014

Se pierde mucho el tiempo en dar en las redes una falsa imagen de felicidad. (Diario de Sevilla) 12-10-14


  Entrevista publicada hoy en el Diario de Sevilla .
josé ignacio díaz carvajal. Médico psicoterapeuta

"Se pierde mucho el tiempo en dar en las redes una falsa imagen de felicidad"

Psicoanalista en el sentido menos clásico de la palabra que incorpora a sus terapias técnicas de meditación, cree que uno de los principales problemas del hombre actual es la falta de amistad
Luis Sánchez-Moliní | Actualizado 12.10.2014 - 10:47
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José Ignacio Díaz Carvajal, en su consulta, durante un momento de la entrevista.
La consulta de José Ignacio Díaz Carvajal es una habitación amplia y con pocos muebles. Al plumilla le llama la atención la ausencia de un diván, el mueble totémico de los psicoanalistas clásicos. Está claro, y la conversación lo confirmará, que no está pisando territorio freudiano clásico. Respiración, meditación, introspección, fomento de la amistad... Las recetas de este médico que se dedicó al psicoanálisis por pura vocación están muy lejos de los tópicos y lugares comunes que acompañan a los hijos de Freud. A los pocos minutos de la charla, el plumilla empieza a sentir con envidia que Díaz Carvajal tiene el don de la tranquilidad, ese atributo que no habita en las redacciones de los periódicos ni en la mayoría de las oficinas de la ciudad. Como si fuese un maestro sufí o un monje cartujo, el psicoanalista desprende una especie de paz, un dominio de sus neuronas, una armonía que no tiene nada que ver con subproductos 'new age' y sí con el conocimiento de técnicas que evidencian que el alma, como si fuese un músculo, se puede ejercitar (ya lo dijo hace siglos, aunque con otros objetivos, el de Loyola). Médico que reivindica el antiguo carácter humanista de su profesión, hoy excesivamente especializada, presume de haber sido un habilidoso pianista aficionado, y muestra con orgullo su colección de arte contemporáneo y de miniaturas de los siglos XVIII y XIX.

-Precisamente anoche tuve una pesadilla un tanto siniestra. ¿Por qué generamos esos monstruos nocturnos? ¿Con qué materiales? Recuerdo que, en uno de sus últimos poemas, Fernando Ortiz hablaba de "fantasmas mal barajados"?

-El sueño es un tipo de pensamiento diferente al diurno, pero es un pensamiento. Lo creamos dormidos con elementos oníricos, imágenes y sensaciones que forman una situación parecida a una película en la que uno observa y, al mismo tiempo, participa. Su lógica es totalmente diferente a la diurna, de ahí esos sueños en los que aparece nuestro padre, pero con la cara de nuestro primo, pero que en el fondo somos nosotros mismos... Soñamos para poder elaborar las preocupaciones diurnas y a los psicoanalistas esto nos sirve para elaborar una radiografía mental. Los sueños nos dan muchas pistas sobre las preocupaciones y conflictos de la persona a la que tratamos. También dan ideas para posibles soluciones.

-Los sueños son como esas esculturas asirias con cuerpo de toro, alas de águila, cabeza de hombre...

-Exacto, ese fenómeno se llama condensación. Es decir, condensamos en una determinada imagen diferentes elementos de la realidad para, entre otras cosas, disfrazarla y poder elaborar nuestras preocupaciones. Las pesadillas nos permiten descargar angustias, porque el soñante siempre sabe que está soñando. Realmente, lo que importa no es tanto el sueño que se ha tenido sino lo que uno piensa sobre el mismo.

-Durante mucho tiempo, incluso hoy en día, al sueño se le ha atribuido una cualidad profética... Me temo que esta idea es tan hermosamente literaria como falsa.

-Sí, es falsa. Tampoco son muy creíbles esos diccionarios de sueños que explican su simbolismo. Los sueños son específicos de cada persona y su simbología no puede ser nunca estándar ni universal.

-Hablando de psicoanálisis y de la interpretación de los sueños es inevitable que salga la figura de Sigmund Freud, uno de los grandes forjadores de la cultura contemporánea, pero también una figura muy puesta en cuestión. ¿Qué queda de Freud?

-Queda mucho. Él puso las bases fundamentales para el trabajo con el inconsciente, las emociones y la psicología en general. Muchos de los elementos aportados por Freud ya son absolutamente normales en la cultura, en la sociedad y en el trabajo clínico. Lo que pasó en España es que, después de la Guerra Civil, desaparecieron los psicoanalistas pioneros y se produjo un páramo hasta recientemente. Incluso en las facultades de Psicología, el psicoanálisis ha estado denostado y siempre hemos cargado con el rechazo del establishment psiquiátrico y psicológico.

-En psicología hay muchas escuelas y tendencias. ¿Son decisivas a la hora de garantizar el éxito de una terapia?

-Más allá de la corriente psicológica que cada uno siga, lo importante en la eficacia de una terapia es el vínculo que se establece entre el paciente y el terapeuta, así como otros elementos humanos y sociales que se establecen alrededor de la psicoterapia.

-Es un dicho muy común el que, más eficaz que ir al psiquiatra, es tomarse una copa con un amigo. ¿Cuál es la diferencia que marca el psicoterapeuta?

-Bueno, hay personas que tienen patologías verdaderamente graves que hay que conocer, saber tratarlas y reconducirlas.

-Dígame alguna tendencia a la última.

-Ahora mismo está de moda una técnica que se llama atención plena, que hunde sus raíces en la meditación oriental. Gracias a estas técnicas se consiguen eliminar pensamientos obsesivos, mejorar las situaciones de ansiedad, disminuir la depresión. Me gusta ser muy ecléctico en mis terapias, no quedarme en el psicoanálisis clásico, tomar ideas de otras corrientes y otras disciplinas. Para mí hay temas fundamentales, como la amistad. Las personas hoy en día están muy solas y, a pesar de la hipercomunicación, la sociedad está favoreciendo un aislamiento tremendo. Es muy importante enseñar a las personas a buscar amistades verdaderas, porque el amigo permanecerá, pero el psicoterapeuta no.

-Vivimos en una sociedad en la que se han alcanzado razonables cuotas de bienestar y libertad. Sin embargo, paradójicamente, el hombre contemporáneo vive sumido en un mar de angustias. ¿Qué es lo que pasa?

-Antiguamente, el sentido de la vida lo marcaba una religión, una tradición, unos valores... Sin embargo, ahora vivimos en una época de absoluta incertidumbre. Por ejemplo, antes estudiabas Arquitectura o Medicina y sabías que ibas a ganar mucho dinero, pero ahora puedes terminar trabajando de camarero: ¿qué certidumbre hay? Buscamos muchas seguridades externas (la familia, la iglesia, la política...) que ya nunca volverán. Por eso es muy importante encontrarse con uno mismo, buscar en el interior, tomar contacto con nuestras propias emociones e ideas y luego construir relaciones verdaderas con los demás. El problema de internet y las redes sociales es que hay muchas comunicaciones que no son auténticas, sino banales, superficiales, narcisistas... Estamos en una sociedad en la que parece que lo más importante es hacer marketing de uno mismo, salir en el Facebook, Instagram, etcétera. En estos lugares de la red, las personas tienen que perder una gran cantidad de tiempo para dar una imagen permanente y falsa de felicidad y bienestar.

-En el pensamiento contemporáneo hay unas corrientes que llegan a negar el sujeto y afirman que las personas somos como constelaciones de yoes. ¿Qué opina usted de esto, somos uno o somos varios?

-Hay muchas teorías. Pienso que existe un centro, por así llamarlo, pero también diferentes aspectos de la personalidad que pueden estar más o menos integrados con ese centro. ¿Somos múltiples? Se puede decir así. Desde luego, somos polifacéticos, seres con muchas caras. Usted no es el mismo como profesional que como padre. Pero no creo que seamos varios, pues estaríamos divididos en muchos yoes. Podemos decir que somos como un sistema planetario.

-Los traumas... ¿Hasta qué punto nos determina la infancia?

-Absolutamente. El cerebro se va modificando desde que nacemos. La inmadurez del bebé es absoluta y a través del apego y del vínculo con los padres se va construyendo su cerebro y sus capacidades, de tal forma que se llega a decir que los hijos adoptivos son biológicos porque su cerebro se ha conformado en la relación con los padres de adopción. Los traumas son las situaciones dolorosas para los que uno no está preparado, y en la infancia dejan una huella profunda que se puede traducir en el futuro en trastornos como el alcoholismo o la drogadicción.

-¿Y se pueden superar?

-Sí. Últimamente se trabaja mucho un concepto que se llama la resiliencia, que es la capacidad que tiene el ser humano para, a pesar de los traumas, poder reconstruirse y tener una vida buena, bonita y de éxito. Es un tema fascinante, porque da esperanza. En general, en las últimas dos décadas se ha puesto de moda la psicología de la felicidad, aquella que se preocupa porque la gente potencie sus capacidades más que por curar enfermedades. Es verdad que, en el último siglo, todos los aspectos psicológicos se han medicalizado mucho y se han dejado en manos de los psicólogos y los psiquiatras, pero la realidad mental es siempre más compleja que una enfermedad de hígado y tiene que ver con la cultura, la sociedad, con las relaciones, con lo humano... Muchas veces la gente pide una pastilla que acabe con unos problemas que tienen ramificaciones que jamás desaparecerán con un fármaco. No hay pastillas que curen las enfermedades mentales.

-Ahora se habla mucho del abuso de los psicofármacos, pero ¿por qué no usar muletas si estamos cojos?

-Es verdad que la gente demanda pastillas para poder dormir, poder calmar la ansiedad... Hay que tener en cuenta que son fármacos paliativos, no curativos, que se pueden tomar mientras dura una terapia, pero que por sí solos no van a solucionar nada. Además, hay que avisar de que tienen problemas de adicción, efectos secundarios, contraindicaciones... Volvemos a lo de antes: hay otras técnicas, como la relajación, la conversación... Uno de nuestros problemas es que no sabemos escuchar. Hoy en día, todo el mundo emite mensajes en internet, pero nadie escucha.

-¿Qué más problemas tiene esta sociedad?

-Vivimos en una sociedad que no duerme. Nosotros ya estamos perdidos, pero los niños y los adolescentes no duermen las nueve o diez horas al día que deberían. Lo de los móviles y las tablets ha agravado el problema. Esto les condicionará toda la vida futura y hay patologías, como la hipertensión, que están relacionados con la falta de sueño.

-Ya ha salido la palabra felicidad, un territorio un tanto resbaladizo. Lo normal es que se diga que no existe, que se pueden alcanzar momentos felices pero no la Felicidad en mayúscula. ¿Qué opina usted?
-Se puede ser muy feliz. Eso sí, es importante que la vida tenga un sentido en el día a día, aunque nuestra actividad de la jornada sea fregar. Hay que vivir con intensidad la realidad presente. No somos felices porque siempre pasamos de una cosa a la siguiente sin pararnos en la que realmente estamos. Si yo estoy hablando ahora con usted y ya estoy pensando en la reunión que tengo después, he perdido la posibilidad de disfrutar del momento, aunque lo que compartamos sea triste... Esa experiencia de saber que uno está conectado con otro y que está compartiendo la vida produce felicidad.

-Esa falta de vivir el momento, esa negación del carpe diem, está muy relacionada con la ansiedad en la que vive instalado el hombre contemporáneo.

-Efectivamente, por eso hay que pararse, respirar hondo, centrarse en uno mismo... La ansiedad es no saber pararse.

-Sigamos con otra gran palabra: el mal. En los tiempos actuales, cuando surge algún crimen escabroso, se tiende a atribuir el mismo a alguna patología mental del criminal, como si ya no existiese el mal, sino sólo locos.

-El mal existe en la medida en que existe la responsabilidad y la libertad humana. Si yo soy responsable de mis actos y si yo elijo perjudicar a alguien conscientemente estoy ejerciendo el mal. Es verdad que hay algunos locos, muy pocos, que cometen crímenes, pero la gran mayoría de esos asesinatos los perpetran personas muy cuerdas. Ahí están, por ejemplo, las decapitaciones de Iraq.

-En Grecia, los locos eran considerados como personas tocadas por los dioses. ¿Hay algo de verdad en eso?

-Sí, algunos locos tienen algo especial, una capacidad de captar las intenciones y el inconsciente de los demás. Quizás por su descomposición mental tienen una sensibilidad que no tenemos los que simplemente estamos un poco neuróticos.

-¿Todos estamos neuróticos?

-Sí, todos tenemos represiones y contenciones, porque sería imposible vivir dando vía libre a toda nuestra impulsividad... Nos llevaría a matarnos los unos a los otros.

-No querría concluir esta entrevista sin sacar el tema de la adopción, uno de los temas en los que usted está especializado. ¿Es un camino que, a veces, se emprende con frivolidad?

-Hay de todo. La paternidad o la maternidad, en general, se vive según la cultura del momento y ahora se idealiza mucho lo que es tener un hijo, es algo sobrevalorado. Lo que un padre se encuentra cuando adopta suele ser más duro de lo que se esperaba, porque el niño ya llega con una serie de traumas producidos por el abandono, los abusos, etcétera. Y hay que formar una familia terapéutica. Hay que asesorar muy bien a la persona que va a adoptar, no sólo para proteger al niño, sino también al adulto de una elección equivocada, porque hay padres que son tan narcisistas que quieren un niño como un simple atributo más. Es el ejemplo de esos famosos que tienen hijos adoptivos para que luego se los críe una niñera.

-¿Hay mucho fracaso en las familias adoptivas?

-Aproximadamente un ocho por ciento. Es mucho, porque para estos niños supone un segundo rechazo, una retraumatización.

viernes, 10 de octubre de 2014

La multitarea daña nuestro cerebro

La idea de que podemos realizar varias tareas a la vez y que podemos estar atentos y enterarnos igual de bien de lo que hacemos, es falsa.
Hay muchos estudios que demuestran como la atención no puede dividirse de forma adecuada, y que lo que se hace simultaneamente, no se puede recordar igual. Y la ejecución de las tareas se resiente enormemente.

Tenemos un ejemplo clarísimo con el aumento del riesgo de accidentes de trafico, cuando se conduce hablando por teléfono, aunque sea con el sistema de manos libres. Se ha comprobado que el tiempo de reacción de frenado aumenta enormemente, simplemente por el hecho de estar hablando, aunque no se tenga el móvil en la mano.

En la mente se forman cuellos de botella, de tal manera, que ni la percepción de lo que atendemos puede darse simultaneamente de forma correcta, sino que se va alternando rápidamente de una cosa a la otra, y la respuesta psicológica y luego las acciones, se enlentecen.
En ciertos estudios, lo que se ha encontrado es que las personas que se creen más capaces de realizar varias actividades a la vez (hablar por teléfono, contestar o leer un email, repasar unas notas...) y que creen que están acostumbradas, sobrevaloran su capacidad y son  aún más incapaces, que los que casi nunca las realizan simultaneamente. Esto se debe a que el cerebro va sufriendo un daño, que persiste en el tiempo, y que hace a estas personas "multitarea" menos inteligentes, con menos memoria y menos atentas (aunque ya solo realicen una sola tarea).
Los jóvenes, tan acostumbrados a manejar varias pantallas a la vez (su ordenador, la televisión y el móvil o tablet) y a estar tuiteando, mientras ven un programa y buscan datos en Internet, están, sin darse cuenta, modificando su cerebro en una dirección inadecuada. (en un estudio de la Universidad de Sussex se ha comprobado que una zona del cortex cerebral de personas que son grandes multitarea, tiene menos densidad. Una región responsable de la empatía así como del control cognitivo y emocional)
Sean definitivos estos estudios o no, la cuestión es que la multitarea disminuye el rendimiento y la calidad del trabajo. Y perjudica la concentración, la organización y la atención.
Por lo que la recomendación es disminuir los momentos de multitarea a lo imprescindible, o si es posible nunca. Centrarse en una cosa al menos durante 20 minutos y luego cambiar a otra, pero no estar alternando incesantemente. Practicar ejercicios de atención plena, como centrarse en la respiración durante tres respiraciones, cada vez que nos acordemos. Y procurar descansar la mente de toda distracción o estímulo, periodicamente. Si es durante el día, puede ser durante unos minutos, pero también es importante dejarse tiempo para no hacer nada y estar en silencio o contemplando durante una tarde entera, o durante varios días.
Y es importante favorecer intercambios humanos, que no sean a través de medios técnicos, sino en presencia y dándose tiempo. Levantarse a hablar con un compañero de trabajo, en vez de mandarle un correo interno, o quedar con los amigos o con la pareja, para pasar un rato distendido juntos.
Nuestro cerebro lo agradecerá.